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Muere el histórico soldado republicano comunista y antifascista Felipe Matarranz a los 99 años

Iban Gorriti

| Ha muerto hoy el conocido como  ‘Capitán Lobo’ que entre otros lugares luchó en Bizkaia y Gipuzkoa

| Ha fallecido a los 99 años de edad en Ribadeveva, Asturias

| El cuerpo será recibido mañana a las 12.30 horas en el cementerio de El Peral

Matarranz

Felipe Matarranz. | PHOTO | Servicio de prensa de Ahaztuak 1936-1977

Hace cuatro años hablé con él. La única vez que lo hice. Por teléfono. Fueron unos minutos, pero para mí todo un recuerdo, toda una vida: la suya, la de Felipe Matarranz. Hoy, internet -el servicio de prensa de Ahaztuak 1936-1977-  informa de que ha fallecido y, como siempre que fallece una de las personas que luchó contra Franco, el franquismo, La (inacabada) Transición… la pena me visita. Así, de hostiazo.

Escribí sobre él, el 15 de julio de 2011, gracias a las pistas que como es ya costumbre me regaló Dolores Cabra, la por mí apreciada secretaria general de Archivo Guerra y Exilio. Investigaba yo aquellos días sobre el maldito 18 de julio de 1936. Deseaba poder hablar con alguien que recordara aquel día, alguien vivo aún. Tuve la suerte de que Dolores me pusiera en contacto con el para mí desde entonces necesario Felipe Matarranz.

Lo tecleado: hablé minutos con él, pero me entregó su biografía, sin saber ni quién era… Ahora, en su recuerdo, por la admiración hacia él,  por su deferencia aquel día que no olvidaré, publico el texto que, paradojas de la vida, ya no existe en la hemeroteca de internet del periódico en el que me lo publicaron. Sin embargo, gracias al trabajo de las personas que no olvidan el fascismo, gracias a su archivo que sigue dando voz a los Matarranz que nadie borrará de la lucha, podemos reproducirlo como aquel viernes 15 de julio, cuando faltaban tres días para la aborrecible fecha.

MATARRANZ | «Me echaron donde los muertos y vivo gracias a un médico que se dio cuenta de que no estaba tieso»

I. Gorriti
Felipe Matarranz rememora el 18 de julio de 1936 que vivió en Torrelavega. «Recuerdo aquel 17 de julio. Yo vivía en Torrelavega.Ya nos habían avisado lo que iba a pasar en África. La gente salía a la calle, iba y venía con miedo gritando: ¿Sabéis lo que ha pasado?», rememoraba ayer el asturiano de 96 intrépidas primaveras, Felipe Matarranz. Escasos minutos más tarde, aquel mozuco asturiano de 20 años, con otros cuatro amigos de las Juventudes Socialistas Unificadas tomaron el ayuntamiento. «Le dije al alcalde: ¡fuera! Que nos vamos a hacer cargo del ayuntamiento. Me dijo, ¿fuera? Yo también me quedo con vosotros para luchar contra los sublevados». Al día siguiente, 18 de julio, ingresó en las milicias populares, siendo elegido jefe de su grupo.
 
Pasados 75 años, este comunista que luchó entre otros sitios en Bizkaia y Gipuzkoa, sigue siendo «el soldado que defendió la República. Sigo luchando». Hasta el punto de que ayer mismo una televisión madrileña le pidió una entrevista junto a un franquista. «¿Un franquista? ¡Lejos! No eran nacionales. Los nacionales reales éramos nosotros. Ellos eran invasores. Franco fue un invasor. ¿Yo con un franquista? De ninguna manera: traidores», diferencia con energía. «Hoy vivimos en un franquismo sin Franco. El 14 de abril de 1931, la bandera era tricolor y al morir Franco, se mantuvo la bicolor. Eso significa algo».
 
| Los héroes de la clandestinidad fueron las mujeres | Matarranz (La Franca, Asturias/1915) es una leyenda republicana muy viva. «Ahora nos llaman para entrevistas, cuando estamos para morir, aunque a mí no me duele nada», subraya con lozanía. Conocido como José El Lobo (o Capitán Lobo), en sus cuatro años como enlace en el monte, detesta calificativos como maquis o guerrillero. «Yo repito, soy soldado republicano. Además, nos veían como héroes. Ya te digo yo quiénes fueron los héroes de la clandestinidad: ¡Las mujeres! No lo dice nadie. Y ellas se jugaban la vida, además, de hacer lumbre para nosotros, comida, lavar la ropa… Además, les torturaban, incluso violaban. Algunos maridos no han llegado a saber que su mujer fue violada y a mí me lo han confesado», enfatiza este comunista que aprendió de su padre que «hay dos tipos de personas: los capitalistas y los trabajadores». «Yo soy de los segundos. Si muchos votan al PP es porque el fascismo hizo su trabajo: sabían que un pueblo inculto lo domina cualquiera. Y así nos va, aunque a mí el PCE también me ha olvidado. Sus dirigentes; no la base».
 
Setenta y cinco años atrás, al tomar el ayuntamiento de Torrelavega, Matarranz y otros compañeros de la JSU reunieron todas las escopetas de los cazadores del pueblo para luchar contra los franquistas, se acercaron a la mina de Reocín a por dinamita e, incluso, se las ingeniaron para inventar un tipo de bombas con botes de pimientos y metralla sobre una mesa pequeña. «¡Ya teníamos bombas!», resume quien sufrió cárcel, torturas y fue considerado «hombre peligroso para la patria». El 10 de octubre de 1936 fue herido en combate de forma grave con una bala que le salió por los riñones.»Me echaron donde los muertos y vivo gracias a un médico que se dio cuenta de que no estaba tieso», concluye quien el lunes no «veré tele ni pondré la radio. Yo ya sé lo que pasó. ¡Y la verdad!».
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