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Y hoy hace 80 años, los fascistas prohibieron el euskera

I. Gorriti

· El General Primer Jefe de San Sebastián negó el uso de «idiomas y dialectos diferentes del castellano»

El 29 de mayo de 1937, las autoridades fascistas prohibieron desde Donostia el uso del euskera. «Se denunciará a todo aquel que infrinja lo dispuesto sobre la prohibición de hablar idiomas y dialectos diferentes del castellano», avisaron desde la capital de Gipuzkoa y dejaron ya por sentado entonces la orden de que «Español, habla la lengua del Imperio».

El periódico Eguna, único íntegro en euskera que funcionó en el casco viejo bilbaino entre el 1 de enero y el 13 de junio de aquel año no dio la noticia como tal, pero el 5 de junio un redactor que firmó como Basabe escribió un texto de apoyo al idioma titulado ‘Euzkeraren alde, ta birauaren aurka’ (A favor del euskera, y contra la blasfemia).

«Nuestros antecesores, nuestros padres y madres ancianos si hoy vieran cómo está la cosa, nos preguntarían con vergüenza plantados ante nosotros mirándonos, dónde están aquellas tradiciones que nos dejaron tan bellas. Aquí no hay tristeza así que volvamos al lugar que estábamos», urgía Basabe.

EGUNA

El rotativo calificaba de «lamentable» la situación que estaba viviendo Euskal Herria. «Parece esto una ciudad de Andalucía», comparaba quien aseguraba que igual que una persona cuando enferma se le busca una solución médica, a la nueva situación se le debía poner un remedio. «Ahora es el momento en que tenemos que poner en nuestros labios el euskera más que nunca. Pronto llegará el día de la libertad». Y a modo de sumario publicaban la siguiente frase: «Un extranjero es malo para Euskadi, pero mucho peor es una vez conocido ese, un abertzale que no es euskaldun».

En aquellos días de guerra comenzó el intento de lingüicidio de lo que a la postre sería el franquismo totalitarista. Las agresiones durante la Guerra Civil se extendieron como un reguero de pólvora, por ejemplo con la circular del General Primer Jefe de San Sebastián citado. «Hay nombres con una significación contraria a la Unidad de la patria. Tal ocurre con Iñaki, Kepa, Koldobika y otros que denuncian indiscutible significación separatista», según orden del 8 de mayo de 1938.

La Guerra civil y el franquismo prohibieron la Sociedad de Estudios Vascos y buena parte de los intelectuales vascos murieron en el conflicto o se exiliaron. De hecho la literatura en euskera se publicaría sobre todo en el exterior.

· Ni bailes públicos ni euskera en Durango · La prohibición en las ciudades ocupadas por los militares golpistas y sus aliados también irían llegando a villas y anteiglesias. Así, por ejemplo, un año después de la orden de Donostia la Comandancia Militar del Sector de Durango, el 30 de marzo de 1938, que decía lo siguiente: «Para su debido cumplimiento en lo sucesivo, he de manifestar a Vd. que hasta nueva orden recibida de mi Autoridad quedan prohibidos en los pueblos y localidades de su jurisdicción militar los bailes públicos. (…) y debe tener en cuenta que en las ‘Yglesias’ no debe permitirse la predicación en vascuence».

1938 - Prohibicion bailes y euskera-1

Documento del Archivo Municipal de Durango.

1938 - Prohibicion bailes y euskera-2

Documento del Archivo Municipal de Durango.

Sin embargo, como ya se había matizado en las ciudades, «sírvase tener en cuenta que solamente si el Comandante Militar considera que la mayoría de los feligreses y asistentes a aquellas desconocen el idioma español, pueden autorizar diez minutos de plática en vascuence, en que se resuma lo anteriormente expuesto y predicado en nuestro idioma», predicaba una orden de un comandante del 30 de marzo de 1938 conservada en el Archivo Municipal de Durango.

Otro caso de prohibición llegó a los cementerios, por ejemplo al de Gernika-Lumo, donde no podían tallar losas en euskera. «La orden procedía del Gobernador Civil Genaro Riestra de prohibir toda inscripción en euskera en las lápidas, lo que hizo que se quitasen, y quien no lo hizo le dieron por encima con cemento», explica el historiador de Gernikazarra, Txato Etxaniz, quien agrega que estalló entonces un pleito muy largo entre el Ayuntamiento y Sebero Altube, alcalde durante la República, euskaltzale y miembro fundador de Euskaltzaindia, que estando exiliado le dijeron que quitara las inscripciones en euskera y pleiteó. «Tras echar los facciosos cemento por encima, el Servicio de Información del Gobierno vasco, los espías, fotografiaron las lápidas y remitieron las imágenes al exilio, publicándose en Euzko Deia de Buenos Aires».

La defensa del euskera citada de Eguna, la del 5 de junio de 1937, salía publicada en el ejemplar número 132 de un total de los 139 que imprimió y difundió el primer periódico que editó íntegramente en euskera. El 13 de junio de aquel triste año sacaría a la calle su último número, seis días antes de que los militares golpistas y sus aliados ocuparan la villa de Bilbao el 19 de junio. 80 años después una placa colocada en el pavimento de la calle Correo el pasado 2 de febrero de 2017 recuerda la odisea hecha realidad por quienes impulsaron Eguna con el euskera por bandera.

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