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JON IRAZABAL: «La pena de muerte para la estación del tren de Durango llegó por estar en mal lugar en el momento menos indicado, pero como dijo Kennedy: Es cosa nuestra»

I. Gorriti

· El historiador llama a la reflexión y recuerda que en los 80 tampoco parecían importantes los edificios de la Veracruz, Palacio Garai y Muruetatorre que el Ayuntamiento también quiso derribar, pero que hoy son icono y orgullo de la villa

· «Jacqueline Kennedy salió también a defender la estación del tren de Nueva York, hoy icono que quisieron dmoler, y dijo ‘No es gran cosa, pero es nuestra cosa», parangona Irazabal

«La pena de muerte le llegó a la estación del ferrocarril de Durango por estar ubicada en el peor lugar posible el momento menos indicado; no por que no pueda ser de Primera División del siglo XVIII o XIX», lamenta Jon Irazabal, historiador y uno de los firmante del manifiesto cultural en contra de la demolición de este vestigio histórico sobre el que Patrimonio de Gobierno vasco aún no ha dado su veredicto, a pesar de que el desmontaje del inmueble ha comenzado ya y tiene como cuenta atrás finales de febrero.

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Retratos de Jon Irazabal. · PHOTO · Iban Gorriti

Irazabal fue la persona que apoyada por unos catalanes consiguió el primer logro de que se conservara un edificio de Durango, que no fuera derribado como pretendía el Ayuntamiento de la villa. El historiador iurretarra logró en 1977 que la casa Muruetatorre se mantuviera en pie y con el tiempo remozara, hoy situada en la puerta de entrada de la escuela pública Landako y que en la época del alcalde Ziarrusta iba a acoger el proyecto intercultural Interjakintza y en la actualidad Kirolene, escuela de deportes que tiene flecos que solucionar para reubicarse allí.

Habla Jon Irazabal: «Ese año conseguimos que cambiara un poco la mentalidad, de proteger lo que es nuestro patrimonio. Fue la primera guerra que ganamos desde Gerediaga». Y pocos años después pudo liarse la más gorda si lo vemos con la perspectiva de hoy. Lean: El Ayuntamiento en los 80 quiso derribar la ermita de la Veracruz, el palacio de Garai de Kurutziaga, que fue biblioteca y hoy alberga a asociaciones como Geu Be y Inurri.

«Querían demolerlos porque no les veían valor alguno, lo mismo que hoy puede pasar con la preciosa estación del tren, que haya quien la vea más bonita luego, después de derribada; y cuando hablo de esto me acuerdo de una rueda de prensa que dio Jacqueline Kennedy en Nueva York cuando se pretendió derribar la hoy icónica estación del ferrocarril de Nueva York que tanto sale en las películas y que gracias a ella no se demolió. Jacqueline dijo aquella frase que ha quedado para la historia: «La estación no es gran cosa, pero es nuestra cosa», parangona, ilustra y llama a la reflexión urgente Irazabal.

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8 de Noviembre de 1987, estación del ferrocarril de Durango · PHOTO · EuskoTren

Si la sensibilidad no gana al interés monetario, de esta estación del ferrocarril solo quedarán tres vestigios: los puentes de Mikeldi y el de al lado de Plateruena -«aunque este no se si está protegido», enfatiza el historiador- y el edificio del transformador eléctrico. Y la cosa no queda ahí, los vestigios sociales, sindicales y políticos en pie serían solo dos más: la chimenea de Olma en Landako y los dos pivotes de entrada a Mikeldi. «No nos queda nada más. No han protegido nada más: ni social ni sindical ni político. Eso, sí, ermitas tenemos todas y más…»

El historiador reclama que se mantenga parte de la construcción. «Esos arcos, si al final se derriba la estación, podrían colocarse en alguna zona verde del solar a modo de claustro o así… Quedaría muy bonito y como símbolo de lo que hubo», propone.

El investigador de Gerediaga informa a la ciudadanía de que la estación del tren fue puerta del exilio en la guerra, de entrada de quienes vieron en Durango una oportunidad laboral, lugar donde nacieron sindicatos, partidos políticos de izquierda… «es decir, además de su arquitectura tiene mucho muy importante dentro que debíamos proteger. Pero le ha llegado la pena de muerte y no por insensibilidad, sino por poca sensibilidad porque ha estado en el peor lugar en el momento menos indicado con un proyecto de mucho dinero de por medio», subraya con respecto a que no va un parque verde -como cree mucha gente no informada- en el lugar, sino 55.000 metros cuadrados sobre los que se levantarán cuatro edificios de lujo de 17 plantas, de la mitad de la altura de la torre Iberdrola de Bilbao y el doble del edificio más alto de Durango.

Irazabal concluye con una pregunta para la reflexión de todas y todos: «¿Quién dice que nuestra estación no es de Primera División del siglo XVIII o XIX? Tampoco lo era la Veracruz, el Palacio Garai o Mueruetatorre para los de los años 80».

 

 

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