CRÓNICA DE CONCIERTO · Tras el bolo de fin de gira de Shinova en Durango el infinito ya es poco

I. Gorriti

Rompamos las normas del periodismo. Total, para qué sirven, si lo importante es comunicar. Y al grano y en caliente: que un grupo que retumba en todo el Estado, que gira con luz propia como satélite de la Warner, que se cuela entre éxitos de los artistas más famosos… que ellos que se llaman Shinova se acuerden en su concierto de fin de gira del exitoso disco Volver de los medios de comunicación locales es algo inaudito. Más cuando quienes triunfan lo primero que hacen es blindarse en su triunfo a través de sus representantes y no hay lugar para la prensa de casa.

Publicado esto, la cita de Shinova hoy en Plateruena se preveía lo que ha sido, un encuentro entre banda y público de fuegos artificiales iluminando el cielo y un disparo de champán final. Desde la primera canción -tras un bolo de infarto de sus compadre madrileños Kitai- Ander, Erlantz, Frou y Dani comandados por Gabri han eclipsado a todos y cada uno de los más de 1.600 tímpanos que nos hemos congregado en el café teatro municipal.

A nuestro lado, un amigo que desconocía al cuarteto ha atinado al decir que en su arranque la formación ha recordado los años más dorados de Héroes del Silencio por Alemania. Y quizás si la banda primigenia de Bunbury hubiera seguido escalando azoteas, hoy podrían sonar a Shinova. Pero no nos enfanguemos en generalidades porque cada persona parte de sus influencias para analizar otras.

· Rock elegante · Lo que sí pueden coincidir las 800 almas -y algún Almax- es que ya en el segundo tema de un repertorio muy completo el grupo de Abadiño suena a estadio, a grandes recintos con un rock elegante, cuidado, con un crisol de influencias que han ido demostrando según pasaban lo minutos, mientras Gabri cantaba palabras luminosas, como el bonito escenario que han diseñado y sus programaciones visuales.

Lo hemos publicado, amplificado, y lo diremos siempre: han sido el grupo más ambicioso de Durangaldea y quizás de Bizkaia. Lo han intentado una y otra vez, volviendo a hacer girar tropiezos como la confianza depositada en un productor argentino que consiguió que sus conciertos sonaran todo lo contrario al bolo de hoy. Años después, este producto de sensatez vibra y hace vibrar como nadie y echa abajo los recintos -su público no se queda atrás en el disfrute- cuando llegan temas como Ana, Niña kamikaze o Doce meses (El año del maravilloso desastre).

Todo ello gracias a la precisión de la base rítmica del bajo de Ander y la batería de Frou. Las dos guitarras crecen de manantiales con el aprendizaje de Dani en Musikene y la sapiencia innata del joven Erlantz, que además empasta a la perfección los coros con su hermano. Son a diferencia de la mayoría de grupos, una banda profesional que cuida todo a la enésima potencia: cómo deben crecen las composiciones, cómo redondear una letra que llegue al corazón y la retenga la mente y las pupilas.

· Visita al ‘Penta’ · Saben cómo ir in crescendo en un repertorio: llegar a tocar el cielo con Lo que fuimos, con Volver y rizan el rizo de la trasmisión al interpretar una versión del Chica de ayer de Nacha Pop pasada por el alambique tanto del cover de Gigolo Aunts como de Shinova e, incluso, -no se lleven las manos a la cabeza- de un Miguel Ríos que podría salir a escena a exprimir todo su jugo junto a Gabri, a quien un seguidor le ha tirado una camiseta del Tenerife, islas privilegiadas en las que nació.

El sonido ha sido prístino, de los mejores que han habido en Plateruena, con voces anchadas como el alma que llegan en ocasiones a lo épico, lo que hace que remuevan los estómagos. Mientras la ciudad está dormida, ellos continuaban sin cerrar la persiana y dando lo máximo de ellos, como también lo ha hecho el público. Son las dos menos cuarto -de la noche- y las siluetas continúan ahí en las pupilas: bailando con coros de público, con Gabri entre todos los presentes.

Poco puede hacerles más grandes. Además, son una propuesta para todas las edades. Han faltado quizás las hornadas más jóvenes, lo que conlleva a pensar que desde los 20 años hasta los más de 70 han completado el aforo.

No era medianoche en París, era en Durango. Y entre la audiencia, esos amigos, compañeros de tablados a quienes también queremos nombrar, músicos de nuestras casas a los que tanto apreciamos como Seiurte -recordemos que Iñaki Elortza también tocó en la banda-, Muted -al completo-, Irao, Bonus Track, Ixion, EtxE, Tres41, Orion Child, Trapatoni Circus Band, Mc Capo, Noisex, Storm, Usue Martínez, Strike, Yoko Out, Hyssopus, Zain, Sugoi, Tirain, Manhattan, Dogma, Simphonikey, The Kraven, Named Planet…

Con todo y con todos, y tras 20 tan sudadas como aplaudidas y coreadas canciones, apunten: Tal vez tras el concierto de hoy de Shinova el infinito sea poco.