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Fallece Jon, ex párroco de Berriz, Iurreta y Durango que fue sobrino del histórico Alberto Onaindia

· El funeral se oficiará mañana miércoles a las siete de la tarde en Aita San Migel de Iurreta

Ayer falleció Jon Onaindia Elorriaga, el último párroco de Iurreta que residió en la hoy tapiada abade-etxea de la anteiglesia y también excoadjutor de Santa María de Uribarri de Durango, como años antes de Berriz.

El recordado misionero diocesano era sobrino del histórico sacerdote Alberto Onaindia, asesor del lehendakari Aguirre, intermediario entre el Gobierno vasco y los fascistas italianos durante el Pacto de Santoña y corresponsal de la BBC así como de Radio Paris con seudónimo de Padre Olaso. Tenía 87 años.

Jon Onaindia by IBAN GORRITI copia

Jon Onaindia. PHOTO. Iban Gorriti (Mugalari.info)

En Mugalari.info reproducimos hoy una entrevista que hicimos a Jon Onaindia (Markina, 13 de junio de 1932) antes de jubilarse en Iurreta, municipio en el que fue párroco desde 1988. De 1983 hasta esa fecha fue párroco en Durango. Con anterioridad, también fue misionero en Los Ríos (1966-1972), como confirman a este medio desde el Obispado de Bilbao. Fue ordenado como sacerdote el 8 de julio de 1956 en San Vicente Mártir de Abando.

El encuentro que reproducimos se produjo hace siete años en una lonja que la parroquia de Iurreta tenía en el centro urbano de la localidad. Jon, niño de la guerra que fue exiliado en el mítico barco Habana, aseguraba entonces padecer un grado alto de ceguera, pero su oído estaba abierto a toda la ciudadanía, en todo momento. Hombre tranquilo que «también me he metido en problemas», fue testigo del bombardeo fascista contra la población de Gernika y conoció a personajes que tienen un hueco en la historia, entre ellos el propio lehendakari Aguirre, a quien su tío en algunas cartas le llamaba Andoni…

Su tío llamaba en cartas a Aguirre, Andoni

En ese caso, sería de broma… El siempre hablaba de José Antonio…Vino a mi primera misa (la tercera que celebré). Recuerdo que estuvo en Askain, me felicitó y se fue.

De su tío, dicen que heredó la fama de buen orador como de buen tribuno Aguirre.

La educación familiar ha sido de gran respeto, no hay cosa más grande que tú. Era gran dialogante, buen predicador, tremendo… En Las Arenas le llamaban para predicar. Muy amable, muy ‘conversón’, muy cariñoso.

Ha seguido su ejemplo.

Para mí es fundamental. Yo nunca, jamás, juzgo a una persona. Puedo decir que has hecho algo que no me ha gustado, pero no te diré: eres un sinvergüenza.

¿Se llega a jubilar un cura?

Tengo 80 años. Yo he andado de misionero en Gizaburuaga, Berriz, Los Ríos (Ecuador), Gadakao, en Durango… en Iurreta llevo 24 años y me he jubilado, aunque cura sigues siendo toda la vida.

Alberto estuvo en Saturraran de profesor años antes de la Guerra Civil, que pasaría a ser cárcel de mujeres.

Muy pocos años, pero no habló nunca de la cárcel. Si nosotros nos hemos enterado después que hubo cárcel. Eso sí, era el mismo edificio.

¿Qué papel cumplió en ELA/STV?

Fue fundador con Policarpo. Su papel era de formación social, de charlas… Fundó Acción Católica de Las Arenas y ahí surgió la amistad con José Antonio. ¡Así fue todo!

¿Su tío vivió más en el exilio que en casa?

Sí, así fue, echaba en falta horrores su Markina y estuvo también de traductor en la UNESCO.

¿Cuántos idiomas sabía?

Al menos que yo sepa inglés, francés, castellano, euskera y quizás italiano.

Jon Onaindia 2 IBAN GORRITI

Retrato. PHOTO. Iban Gorriti

¿Además de escritor de, al menos, cuatro libros, cultivaba otras artes?

Era montañero. Le gustaba el monte Larrun, el del tren cremallera. ¡Bueno, hemos subido más veces allá con él!

Que siente al pisar Askain, Sara, Donibane…

Suelo decir: ¡Voy a mi pueblo!

Se emociona, es lógico…

Sí, yo hizo la primaria allí en francés y luego empecé a venir al Seminario. De los 11 a los 16 años pasaba con mugalari, a Lesaka, Bera de Bidasoa. Cogía el tren en Irun y venía a casa. ¡Es mi vida!

¿Guarda algo personal de Alberto?

Las fotografías y muchas están en el archivo de Labayru.

Guardará también el recuerdo de Gernika tras el bombardeo…

En su libro ‘Hombre de paz en la guerra’ hay un capítulo en el que aparezco yo. La historia es larga…

¿Y, resumida…?

Mira, estábamos refugiados en Aulestia porque ama estaba embarazada. El tío Domingo vino hasta el refugio y nos dijo: marcharos porque han roto el frente en Kalamua. Yo solo tenía cuatro años y lo tengo grabado aquí (señala su frente). Cruzamos la plaza en diagonal, de noche huyendo en coche de Lekeitio a Las Arenas por Ajangiz recuerdo que me dijero: Beittu! Beittu! Sue, sue, sue! Y vi Gernika en llamas. No se me olvidará nunca. En Las Arenas subimos al barco Habana hacia Francia.

¿Usted también viajó en el mítico barco?

Sí, fuimos ama, amama, una tía y los cuatro hermanos. El quinto nació en Francia y aita quedó aquí. Nos escoltaba un barco inglés. Ya en Askain el panadero venía todos los días. Y un día sonó el “pó, pó” y dijimos “Panaderue!”, salimos y era ¡aita! Que había pasado por el monte (se emociona). Pasan los años y fui de excursión y al salir me encuentro una persona mayor y me dice: usted conoce mucho esta zona, euskeraz. Bai ni hemen bizi naz, nire aita Pedro Onaindia zan. Pedro Onaindia? Neu pasatu neban mendittik!

¡Ostras! El mugalari…

Para que veas cómo son las cosas…

Cómo sería hoy Alberto en estos tiempos de crisis…

Seguiría predicando la doctrina social de la iglesia, pero hoy por mucho que prediques… (suelta una carcajada). Él hablaba y escribía.

¿Cómo elegía sus seudónimos?

Llegó a París y si hablaba como Padre Onaindia, los franquistas podrían vengarse con la familia de aquí. Y decía que para la radio son muy importantes las vocales fuertes: la a y la o. Entonces se acordó de un caserío de Markina que era Olaso. Los otros ya no sé.

Olaso también era el segundo apellido de ‘Aitzol’… Usted, como su tío, también fue mediador como misionero.

Eso fue en Los Ríos, en unas huelgas de estudiantes con los militares y en una sublevación en un pueblo militar. Hice lo que pude y se me respetó. Me llamaban “padrecito” e incluso Johnson, porque había un presidente que se llamaba así (Risas). He sido muy tranquilo, pero también de meterme en follones.

A ver, ¿cómo es eso?

Por ejemplo el 1 de enero de 1973, hablé en el sermón sobre las libertades y dije que en España no había libertades sindicales ni políticas. Pues bien, los municipales grabaron lo que dije y el alcalde me denunció. El 25 de enero de aquel año me llegó una multa de 50.000 pesetas de las de entonces.

Y a pagar a tocateja…

¡No! Yo dije: no pago. El Obispado me hizo un recurso, pero los franquistas no me perdonaron. Para no pagar me obligaron a estar enclaustrado, sin poder salir, en los Trinitarios de Algorta durante un mes. ¡Vaya bien que estuve allí!

Nacido en Markina reside en Iurreta, pero ¿de dónde se siente usted?

Yo soy ‘herrikoia’, me explico: yo, en la iglesia soy sacerdote y en la calle uno más.

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