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Amorebieta-Etxano, uno de los cinco municipios vizcainos que acogerá la muestra foral ‘Bosteko’

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La vigesimotercera edición de esta exposición itinerante comisariada por Iñigo Sarriugarte muestra fotografías de Javier Landeras, pinturas de Laura San Juan y esculturas de Mikel Lertxundi sobre este concepto nipón bajo el título Miradas divergentes: una brisa de shakkei. La muestra podrá visitarse en solo cinco municipios vizcainos: Arrigorriaga, Basauri, Getxo, Leioa y Amorebieta-Etxano. En esta última localidad estará presente del 26 de octubre al 14 de noviembre en Zelaieta Zentroa.

Bosteko

Comienza la andadura de la vigesimotercera edición de Bosteko, la muestra itinerante que pretende dar a conocer el arte de una forma accesible al público en general, haciendo visibles las prácticas artísticas contemporáneas de especial relevancia a través de la exposición de obras de artistas que cuentan ya con renombre.

La diputada de Euskera, Cultura y Deporte Lorea Bilbao y la alcaldesa de Getxo Amaia Agirre presentaron ayer la vigesimotercera edición de Bosteko que comienza en Getxo y que está compuesta con obras de tres artistas: fotografías de Javier Landeras, pinturas de Laura San Juan y esculturas de Mikel Lertxundi. Una muestra comisariada por Iñigo Sarriugarte.

Lorea Bilbao ha explicado que ` BOSTEKO tiene carácter itinerante y, por vigésimo tercer año consecutivo acerca el arte contemporáneo a los municipios de Bizkaia con un objetivo claro la difusión y el conocimiento de la obra de artistas plásticos vascos reconocidos en Bizkaia. Es una interesante plataforma para poner en relación las obras de arte de nuestros creadores y la ciudadanía. Es importante destacar también la colaboración interinstitucional entre la Diputación Foral de Bizkaia y los ayuntamientos, como importantes agentes culturales públicos, de cara a fortalecer las dinámicas de apoyo a la creación y difusión de la cultura.´

Las obras de Javier Landeras, Laura San Juan y  Mikel Lertxundi se recogen bajo el título `Miradas divergentes: una brisa de shakkei´ en una muestra en la que, desde una perspectiva divergente de cada uno de estos creadores se genera una relectura en torno al concepto japonés de shakkei o paisaje prestado, donde se proyectan pequeños jardines que permiten integrar funciones que no sólo se limitan al mero espacio del jardín, sino que asumen elementos colindantes, como templos y atributos de la naturaleza que lo rodea.

En relación a las obras elegidas para formar parte de la exposición, en el caso de Javier Landeras (Bilbao, 1965) se muestran distintas instantáneas de jardines japoneses, caso de las series Shironi Hana (2008) y Kyoto Rikyu (2008-2012). En el de Laura San Juan (Donostia, 1963), se encuentran propuestas relacionadas con la naturaleza, donde se procede a trabajar sobre mínimas estructuras y reducidas pinceladas, con una actuación fabril y técnicas conectadas con la pintura sumi-e, lo que le permite infundir a sus propuestas la intencionalidad aséptica de la estética y el pensamiento zen. Finalmente, se muestran las piezas de Mikel Lertxundi (Berriatua, 1951), con una mirada más distante a la cultura oriental, pero que igualmente consigue aproximarse a dicha estética mediante la condición formal y la disposición de los materiales mostrados, en base a la piedra, la madera y el hierro, lo que favorece un juego de simulación en torno a algunos de los materiales constructivos y complementarios que son empleados en los jardines japoneses.

El concepto shakkei hace mención a la limitación de un espacio concreto para el posterior diseño de un jardín. De esta misma manera se presenta este proyecto, ya que el conjunto de trabajos creativos se circunscribe al espacio físico de cada uno de los cinco centros organizadores de Bosteko, siendo articuladas las distintas piezas a un espacio concreto, con el objetivo de que funcionen en su interrelación visual y reflexiva y, a la vez, se pueda trasladar al espectador a un espacio que acaricia la simulación de un jardín japonés.

El trío de artistas seleccionados para esta muestra apuntala en su desarrollo productivo un recorrido avalado por la madurez exploradora de sus propuestas artísticas, fundamentadas tanto en los procesos técnicos como conceptuales. Son artistas que pertenecen a una generación de creadores vascos que abarca desde los años 50 hasta mediados de los 60.

Javier Landeras

Las pautas analíticas en las propuestas fotográficas de Javier Landeras se centran en temáticas como territorio, paisaje, naturaleza y cultura. Todas sus fotografías elaboradas en base a las premisas anteriores permiten una lectura de la interacción humana con su entorno, así como del recorrido del pensamiento y la filosofía para tratar cuestiones de índole más práctico. Son propuestas que hilvanan el presente con el pasado, por ejemplo, cuando introduce en ciertos trabajos leves alteraciones y simulacros de defectos técnicos que llevan a rememorar instantáneas de otros tiempos. Entre sus publicaciones fotográficas destaca especialmente ‘Shiroi Hana’ (2012) sobre jardines japoneses y que forma parte de la muestra de Bosteko 2020, y ‘Pintando el genio del lugar, fotografiando la mirada del artista’ (2018), donde se recogen instantáneas basadas en una serie de cuadros sobre paisajes del norte peninsular realizados por el pinto decimonónico Carlos de Haes. También ‘En construcción’ (2005), centrado en la transformación urbana de Bilbao, y ‘On locations’ (2008), que analiza las posibilidades estéticas y comunicativas de zonas periféricas de urbes como Berlín, Vicenza y Bilbao, son trabajos reseñables de este artista.

Laura San Juan

Uno de sus primeros contactos con el ámbito pictórico se produjo cuando el creador Rafael Ruiz Balerdi acudía a las escuelas públicas facilitando a las y los niños de Primaria una iniciación a la pintura al óleo. A partir de ahí, Laura San Juan comenzó a hacer sus primeros retratos y paisajes, de manera que en su estilo de ejecución quedaron apuntaladas las enseñanzas de Ruiz Balerdi. Desde comienzos de 2004 ha mostrado un interés por la pintura zen y las terapias orientales, iniciándose en profundidad en esta práctica pictórica con Andy Kay y en pintura china con el Maestro Li Chi Pang. Posteriormente, en 2012, asistió a un curso de pintura zen en Honolulu (Hawaii), con Andy Kay y John Stevens, ambos reconocidos expertos del arte zen. Su familiaridad con la pintura oriental ha hecho que produzca una obra basada en la espontaneidad, mediante un trazo de emanación energética. Desde 1983 pertenece a las listas de profesorado de la Diputación Foral de Gipuzkoa, impartiendo y dirigiendo cursos de cerámica, cestería, collage, pintura oriental, sumi-e y pintura zen. En otra faceta diferente, ha traducido el manual ‘The Mustard Seed Garden Manual of Painting’, editado en 1700 en Shangai y en el que se agrupan dictámenes sobre los fundamentos de la pintura tradicional china y de sus grandes maestros. Asimismo, ha fundado junto con Andy Kay la escuela de Ho Tit-Wah, plataforma que les permite expandir sus conocimientos teóricos y prácticos en torno a la pintura oriental. También promovió en 2009 la creación de la asociación de pintura zen y sumi-e ‘Pincel Zen’, de la cual es presidenta.

Mikel Lertxundi

Sus principales materiales siempre han sido la piedra, la madera y el hierro en base a pautas de simplicidad formal y compositiva, pero rica en combinaciones, que incluyen texturas, matices, detalles y comparativas materiales. Estos tres elementos le remiten directamente a la naturaleza, a modo de componentes principales de nuestro entorno, y es así, mediante la alteración de sus formas, donde consigue mostrar la fuerza emergente de la naturaleza. Cuando el artista aboga por formas abstractas se observa, precisamente, una clara búsqueda de la naturaleza, con sus formas disformes y originarias, que al ser alteradas por la mano del autor, consiguen esbozar con mayor profusión sus cualidades y características. El escrito japonés Chihiro Minato dijo: «Es bien conocido que los árboles, las piedras y los metales son los materiales esenciales en la obra de Lertxundi, pero su singularidad reside en el equilibrio y en la armonía que consigue al relacionar estos tres materiales». La realidad de Lertxundi está enraizada en la cultura vasca, pero con un lenguaje universal y que especialmente cala en la cultura japonesa, por su dedicación a los materiales y a las formas primigenias de la naturaleza.

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