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Carta abierta al equipo de gobierno del Ayuntamiento de Durango

Rafael Hidalgo Segurola

Rafa Hidalgo

Los nuevos mandatarios del Ayuntamiento de Durango, coalición formada por HB Bildu y Herriaren Eskubidea (confluencia de Podemos), además de suponer una bocanada de aire fresco en el ámbito político local, parecen buenos chicos (y chicas) y es más que probable que lo harán bien.

No obstante, por aquello de que polvo somos y en polvo nos convertiremos, no está de más recordarles que la carne es débil y que los adversarios políticos estarán permanentemente al acecho magnificando sus posibles errores, de ahí la necesidad de hilar fino de manera permanente. Darles algunos consejos de quien -todavía- peina abundantes canas, no me parece pretencioso desde mi condición de cliente-votante y es por ello que aporto algunas ideas que les puedan ayudar a sobrevivir. Ahí van, pardiez.

Ahora que vamos a estrenar una nueva forma de hacer política en nuestro Ayuntamiento, después de 40 años ininterrumpidos en el poder por parte del PNV que la ha entendido de una determinada forma, conviene recordar que en esta vida no basta con tener razón, porque además de saber demostrarla es necesario que te la den, piedra clave del éxito.

Por otra parte de la misma manera que hay no menos de 17 maneras de pasar dificultades navegando por la mar, existen un montón de formas de fracasar en política y aunque a buen seguro  los políticos – en general – las conocen, pienso que no viene de más hacer un recordatorio de ellas. Veamos algunas sin ánimo de agotar la larga lista y sirva para ello, como medida a guisa preventiva, la vieja muletilla que empleaban los servicios meteorológicos para las gentes de la mar litoral  y que decía así: aviso a los navegantes, barcos pesqueros y navegación de cabotaje .

– Una vez conseguido el poder, en lugar de utilizarlo para intentar conseguir el bien común, aferrarse a el para perpetuarse en el mismo y así satisfacer sus apetencias personales y las de su partido político.

– No acabar de entender el bien común como la defensa de las libertades y de la cultura, el desarrollo económico, la seguridad pública y la justicia social.

– Entender que el programa político a ejecutar no era sino una mera referencia, una declaración bienintencionada, que como decía el fuera alcalde de Madrid, el «viejo profesor» Tierno Galván, «cumplir la totalidad del programa electoral : pues no les pide nada el cuerpo, ya que una cosa es hablar y otra dar trigo».

– Olvidar que para colocar, aunque sea un buen paño, es necesario saber venderlo y que por lo tanto una buena política de comunicación es imprescindible, vital.

– Ignorar que el problema que tienen las chimeneas (programas) no es tanto hacerlas, sino ponerlas (cumprirlos) en pie.

– No calibrar las repercusiones que pueden tener en la ciudadanía determinadas declaraciones y no digamos de algunas acciones.

– No acabar de entender que es mejor convencer que vencer.

– Olvidar el viejo principio de Lenin que decía «la confianza está bien. El control está mejor».

– No recordar de manera permanente su condición de servidores públicos ya que estarán al frente del Ayuntamiento porque les hemos puesto ahí, nosotros, los ciudadanos. Nosotros, la ciudadanía, somos los clientes – votantes y ellos, los proveedores del bien común.

– Meter la mano en la caja….y que se demuestre.

Estoy seguro de que las fuerzas políticas que regirán nuestro Durango en esta -por lo menos-  legislatura, son plenamente conscientes de sus limitaciones, funciones y responsabilidades, pero tampoco está de más que les sean recordadas algunas desde el pueblo llano, que es al fin y al cabo, insisto, quien les pone en sus puesto y… les paga.

Ayúdanos a crecer en cultura difundiendo esta idea.

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