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Anisia

Anisia Serendipia

De peatones, conductores y pasos de cebra (una anécdota después de tanto atropello)

Bajaba en coche por Intxaurrondo kalea de Durango, era ese momento probablemente el más maravilloso de la semana que es la tarde de un viernes completamente viernes. A punto de ser las 6:30 p.m.  (Lo sé porque cuando aparqué oí que sonaba una campanada en la Iglesia de Santa Ana). Anochecía y caían algunas gotas. Pasaba entre  las Carmelitas y las Siervas cuando veo de pronto que del paso de cebra que está entre el caserío que exhibe la imagen de San Bartolo y la farmacia de Marta o sea, a un par de metros de una curva, surge de un salto una chavala, o una maniquí challenge, y se empieza a hacer un selfi, o a grabarse en vídeo tal vez al son de los Black Beatles. Si no es por el salto no las hubiese visto, porque no estaba sola en el paso de cebra, había más chavalería, escarabajos negros tumbadas en el suelo. En ese rato que tardé en aparcar, a unos veinte metros de la plena inconsciencia, y durante el cual veía su performance consistente en tumbarse en el paso de cebra mientras una se levantaba de pronto y empezada a tomar imágenes con el móvil, representación que interrumpían cada vez que tomaba la curva un coche, momento en que las jóvenes  inconscientes se levantaban y corrían a las aceras. Les veía desde el coche y mientras aparcaba me enervaba más y más porque nadie de la mucha gente que pasaba les llamaba la atención. Cuando llegué a la altura de la farmacia, yo ya en modo les voy a echar una bronca que se van a enterar (y es difícil porque mis broncas casi nadie las percibe) vi que el grupo de amigas era muy grande, habría más de 10 aparte de las 5 o 6 que posaban en la calzada. Les dije que era evidente que no tenían permiso de conducir ni sabían hacerlo y que por eso estaban haciendo aquello tan peligroso. No tendrían más de 15 años ninguna aunque me despistó el rojo de labios de las actrices de la performance. Las sensatas del grupo me dijeron “ya, si son esas” y a ellas “que os quitéis de ahí, que dice que eso que hacéis es muy peligroso”. Me sorprendió que me viesen como  autoridad y no me contestasen, ya digo que eran las sensatas y seguro que a ellas también les estaba pareciendo peligroso el  jueguecito. Por supuesto las actrices a lo suyo. Y yo insistiendo en que era peligrosísimo, que estaba oscuro y que no se les veía  y que los conductores no tienen tanto control al volante como el que ellas pudiesen creer. Que estaba oscureciendo, llovía un poco y era una curva, que le podían ARRUINAR LA VIDA a algún conductor con esa gracia de tumbarse en el paso de cebra, y la suya ¡claro!

Buscando algún rostro conocido ya me centré en las insensatas que seguían en el paso de cebra cuando veo que además una de ellas aupaba a un niño de unos tres años que feliz decía “enséñame, enséñame el móvil” y yo “que además qué irresponsabilidad con un niño pequeño, que os quitéis de ahí inmediatamente, ¡ya!”. Bueno, ya se quitaron y me fui pero, seguro que porque ya habían terminado con su plan.

Trasgredimos pequeñas normas como la de ser siempre visibles a los demás, tomándonos a risa situaciones tan serias como la seguridad de otros y la propia…  Allí las actrices, con sus labios rojos y un pelazo de envidia, tumbándose en un paso cebra y dando un brinco… Banalizamos de tal manera nuestro comportamiento de peatones en la vía pública y la seguridad de todos, lo mismo que banalizamos tanto una acción en sí misma peligrosa como es la conducción, que lo mismo vamos hablando por el móvil, fumando, escribiendo un wasap o pintándonos los labios.

Leo hoy, como si fuera cosa de ayer, que los conductores que conduzcan fumando pueden ser sancionados con una cuantiosa multa, 4.000 euros, y la retirada instantánea de 4 puntos.

¿No sería mejor que, en vez de vivir siemprebajo la bota de hierro de la autoridad” a base de multas, sanciones y sentencias, la responsabilidad estuviese  en manos de cada individuo, educadas las personas en la dirección de que cada una es y tiene que hacerse responsable de sus actos y de que es así como se respeta al otro?

¡Salud y anarquía! y habrá alegría en las calles_

Y, como siempre, a otro le parecerá otra cosa.

* AnisiaSerendipia (Elorrio, 1962) es licenciada en Filología Hispánica, documentalista y atesora estudios de Comisariado y Coordinación de Exposiciones. Es autora del blog del que toma su nombre: 

http://serendip-anisia.blogspot.com.es/

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