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En la puerta de casa… vertedero

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Rafa Herce

El vertedero de Zaldibar, sí, no hay duda que las tierras anegadas de residuos industriales (lo de inertes no me lo creo, más que nada por el hecho que sus reacciones producen gases inflamables, como se ha podido comprobar estos días) pertenecen al término municipal de esa anteiglesia vizcaína, pero es esa parte de Zaldibar que cruza Areitio y se cuela entre Ermua y Eibar.

El vertedero ese está a escasa distancia de los núcleos urbanos de esos municipios, en una zona de muy alta densidad de población, de las mayores del País Vasco. Aunque un poco escondido, a la vista de todos. (¡Cuánto tiempo llevo yo preguntándome, cada vez que salía de la autopista en Ermua, qué estaban haciendo allí arriba!).

Parece ser que corría el año 1996 cuando en el ayuntamiento de Zaldibar, gobernado entonces por el PNV junto al PSOE, se discutía sobre la autorización para ubicar esa instalación ahí, a las puertas de Eibar y Ermua, un poco más arriba del barrio de Eitzaga, a la izquierda según se sube al embase de Aixola, en esa falda de Egoarbitza. No pudo ser en aquel momento ya que la oposición, con un voto de un concejal del PNV residente en Eitzaga, lo impidió.

Hay que reconocer que la fuerza del dinero es tremenda y hace que las guerras sean perenes. Cuando pierden una batalla empiezan la siguiente, así hasta que logran el control de nuevo (da igual que sea Bolivia, Rusia o Zaldibar) así que en cuando se dio la oportunidad no dudaron en aprovecharla. Era noviembre de 2002 cuando logran tener mayoría para dar luz verde a esa instalación que tantos beneficios traerían a algunos. PNV, PSOE y el Grupo Independiente aprueban la construcción del vertedero, rápidamente se modifican las normas subsidiarias y en 2007 la empresa, esa que en febrero de 2020 nadie sabía de quien era, obtiene la licencia de obras, que tienen de reautorizar en septiembre de 2008 porque había caducado sin haber hecho nada.

Mayo de 2011, elecciones municipales, la Izquierda Abertzale obtiene 6  concejales (PNV 2, PSOE 2, PP 1). 16 días antes el gobierno municipal, en manos del PNV y PSOE (la Izquierda Abertzale no había podido presentar en las elecciones anteriores) firma la licencia de actividad. Ni que decir tiene que por parte del Gobierno Vasco, de su Departamento de Medio Ambiente no había problema alguno, ese frente siempre había estado “controlado”.

Ponen el basurero en la puerta de Eibar y Ermua y empiezan a traer basura de todos lados, no solo del País Vasco, no… la importan del extranjero.(Esa es una parte de la óptima gestión de esos responsables que luego no quieren responder).

Nadie sabe qué pasa. Camiones y camiones, muchos de ellos de noche, llegan con su carga venenosa al corazón mismo de nuestros pueblos.  9 años echándonos la mierda en la puerta y nadie, nadie, pregunta nada. Nadie es capaz de subir a mirar y protestar. Nadie quiere saber lo que hay allí.

Los miembros de los diferentes partidos políticos con presencia en los ayuntamientos de Eibar, Ermua y  Zaldibar  no saben nada de nada. Miran para otro lado sin señalar esa instalación fantasma (está pero no se ve) que han montado a unos metros de la Universidad, o del colegio de San Lorenzo, no muy lejos de Untzaga o del barroco palacio de Valdespina. Las cuentas bancarias de algunos, un tal Barinaga, por ejemplo, apodado “Kondia”, nombre del caserío de su familia cuyas tierras no tiene pudor de llenarlas de basura y otros que, de uno u otra forma, se suman a la aventura de la creación de riqueza (riqueza para ellos, miseria para el pueblo).

Los representantes de nuestros pueblos, aquellos que deben velar por nuestros intereses no se enteran, o lo que se peor, no quieren enterarse, de despropósito de montar un vertedero, prácticamente, en el centro del mismo.

Dicen que la avaricia rompe el saco. Nunca mejor dicho y mejor traído. La avaricia rompió ese saco el 6 de febrero. El desparrame de la basura se llevó por delante a dos trabajadores y la providencia impidió que no se llevara a ninguna persona más, de esas que circulaban por la principal vía de comunicación del país que fue arrasada por la inmundicia.

En ese mismo momento, cuando ese saco revienta, comienza un penoso espectáculo con un elenco digno de la peor de las tragedias. Un elenco de malos políticos llenos de ego y orgullo. Llenos de desprecio a los ciudadanos y ciudadanas que les elegimos con nuestros votos. Desprecia a las víctimas y sus familias, a los componentes de los servicios de urgencia y rescate, a la población en general a quien intentan engañar con mentiras, con titulares que son manifiestamente insultantes como ese de que el desprendimiento fue producido por la caída de un árbol.

Un desprecio a la gente que se aprecia en las palabras de los responsables (que no son capaces de dar ninguna respuesta) en los medios de comunicación. De las “informaciones” de medios de comunicación públicos y privados que dejan ver sus vergüenzas de las obligaciones impuestas por las líneas editoriales dictadas desde el poder y en defensa de unos intereses concreto, los mismos intereses que en 1997 defendían con sus votos los concejales de Zaldibar que querían ese vertedero.

Desprecio, arrogancia que solo se ve alterada por la realidad. No pueden esconder el desastre, no pueden explicar el desmadre de la gestión integral de las políticas de nuestro país. Se le va de las manos, comienzan a sospechar que la cosa puede dejarles en evidencia y cuestionar, al menos en Eibar-Ermua, su continuidad en las elecciones, que distraídamente, convocan para el 5 de abril.

Señores y señoras, compañeros y compañeras, va siendo hora que tomemos conciencia, de que seamos conscientes de que esos que elegimos con nuestro votos  deben estar a nuestro servicio y no de aquellos que solo les mueve su interés.  Que el bienestar, el progreso de nuestra sociedad, como dice Miguel Hernández, se debe a…

 

Nuestra sangre, nuestra vida,

no la del explotador

que se enriqueció en la herida

generosa del sudor.

 

No la del terrateniente

que nos sepultó en la pobreza,

que nos pisoteó la frente,

que nos redujo la cabeza.

Ayúdanos a crecer en cultura difundiendo esta idea.

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