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La alcaldesa de Durango, Aitziber Irigoras, llama a estudiar los bombardeos de la villa de 1937 «de una forma científica»

I. Gorriti

La alcaldesa de Durango, Aitziber Irigoras (PNV), ha hecho hoy un llamamiento a estudiar los bombardeos del municipio (la anteiglesia de Iurreta estaba entonces anexionada a la villa) del día 31 de marzo de 1937 y días posteriores desde un punto de vista científico y de rigor.

Aitziber Irigoras investidura Durango IBAN GORRITI

Foto de investidura como alcaldesa de Aitziber Irigoras. | PHOTO | Mugalari

 

La gobernante jeltzale se ha postulado así durante la presentación a los medios de comunicación de los actos de conmemoración del 78 aniversario del ataque aéreo que protagonizaron los pilotos fascistas de la legión italiana con el permiso de Mola, militar golpista contra población civil indefensa. «El estudio debe ser desde una forma científica, seria, y lo más objetiva posible. Para saber concretamente lo que ocurrió y ponerlo en valor, haciéndolo llegar a nuestras hijas e hijos y lo que supuso los 40 años negros de dictadura», ha amplificado Irigoras, nieta de gudaris, tanto por vía paterna como materna.

Irigoras ha recordado a las 300 víctimas y a centenares de heridos que dejaron los bombardeos de la mañana y de la tarde del último día de marzo de 1937 y los que dejaron vacío el pueblo días después. A juicio de la alcaldesa la villa fue «víctima» de una «tragedia», ha calificado quien publicó en la ‘Blogosfera’ de EAJ-PNV el 30 de marzo de 2012 un texto sobre sus recuerdos y vivencias personales a colación de los bombardeos de Durango de 1937.

Euzko Gudariak

Aitziber Irigoras

Este sábado que viene (en 2012 cayó sábado), el 31 de marzo, se cumplirán 75 años del terrible bombardeo fascista sobre Durango. Cientos de personas perdieron la vida en este acto de guerra premeditado con el objetivo de provocar terror en la población civil y sembrar entre los combatientes la sensación (tremenda, por otra parte) de que además de ellos, también sus familias, sus madres, sus esposas, sus hijos, podían morir. Nuestra Villa quedó destrozada, en ruinas, desierta.

El recuerdo de este hecho histórico ha permanecido de manera especial conmigo a lo largo de todo este año. Los durangarras y, en especial, los familiares directos de quienes fueron testigos del bombardeo, y que ya no están con nosotros, llevamos esta imagen con nosotros de manera permanente, pero este año nº 75 parece que remueve más nuestras entrañas. A mí, en concreto, me hace recordar con una mezcla extraña de cariño y tristeza cómo mi aitite aseguraba que el Euzko Gudariak había que cantarlo haciendo la señal de la victoria con los dedos de la mano. Toda una declaración de intenciones políticas de un sencillo gudari.

No soy la única que recuerda. Hace ya un tiempo que desde muchas instancias se viene realizando un esfuerzo por recuperar el pasado. Es una actividad noble y justa… si se hace desde la óptica correcta, claro está, porque también puede hacerse desde el revisionismo histórico para tratar de justificar aquello que uno quiere. Se puede, por ejemplo, tratar de reducir de tal manera la brutalidad franquista que los bombardeos de Durango o Gernika pasan a ser “ofensivas de guerra contra objetivos militares” o que la represión y el hambre que siguieron a la guerra fueron “consecuencias del conflicto”.

En el extremo contrario, también puede interpretarse todo ello en otra clave: las izquierdas y las derechas luchan en la península como prólogo de la gran pelea a nivel mundial. El resto, simplemente, sobra. He asistido estupefacta a actos en los que se veneraba la legalidad republicana y se recuperaba la dignidad de los perdedores en los que se obviaba todo lo demás. Los gudaris, simplemente, no existieron. Lo que no se menciona, no está en el mundo. ¿Por qué complicar esta visión de izquierdas y derechas con combatientes que lo hacían por una patria diferente a la republicana o a la franquista? Peor todavía, ¿por qué recordar a esos gudaris de EAJ-PNV que romperían ese esquema tan completo y que tanto nos gusta? Es mejor olvidarlos, no nos cuadran. El abertzalismo más moderno y más de izquierdas no puede permitirse no adjudicarse algún antepasado legítimo directo que sufriera guerra, persecución, dictadura, prisión, humillación, exilio, clandestinidad, muerte… y mucho menos que otros puedan legítimamente reclamarlo para sí. Por eso es mejor olvidarlos y asunto acabado. Solo existirán milicianos y sindicalistas entre los batallones republicanos vascos, nada de gudaris.

Pues bien, esta nieta de gudaris (de dos) de EAJ se siente plenamente legitimada para reclamar la memoria de los hombres que pelearon por su patria, por Euzkadi. Me siento legitimada porque me avala su sufrimiento en las trincheras, en el bombardeo de mi Municipio, en la cárcel, en el campo de concentración o en el batallón de trabajadores (de esclavos). Y también me legitima la dignidad y la fortaleza de tantas personas, hombres y mujeres, de EAJ que lucharon por sus ideales y padecieron todo tipo de penurias. Estoy orgullosa de ser parte de esta Historia, de la Historia de mi partido y de la historia de mi familia, de mi propia historia… y siempre canto el Euzko Gudariak con los dedos formando el signo de la victoria.

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