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BÁSICA MENTE | Jon Fernández | ¿Cómo expresar lo que necesito a los demás pero sin manipularles?

OPINION Jon fernández BASICA MENTE

Jon Fernández

A veces decimos frases que esconden un gran potencial en su interior. Son frases explosivas, pero con silenciador. Duelen, pero no dejan marca visible. Son como un disparo sin agujero de bala.

Basica mente

PHOTO | Tú Anh | Imagen de dominio público, por deseo expreso de su autora

Abundemos en este tipo de comunicación. Profundicemos un poco sobre lo que se quiere decir y lo que se dice de verdad. Vamos a ir detrás de las palabras y a saborear el impacto en las mismas tripas.

 

  • “Esa falda es demasiado corta, anda, tápate un poco. ¿Qué va a decir la gente de ti?”

 

Digamos que esta frase ha sido pronunciada por una madre a su hija de 19 años cuando esta se disponía a salir a pasar la tarde con sus amigas y amigos. Literalmente, tenemos a una madre que “aconseja” o “manda” a su hija que se vista de una forma distinta a la que ella había elegido. ¿El motivo? La madre se preocupa por su hija, por la repercusión social que pueda tener que su hija enseñe las piernas en el vecindario. Quiere que su hija sea respetada, que se la valore por otras cosas, no por lo bonitas que tenga o deje de tener las piernas.

 

Esto es lo que la madre hubiera contestado, claro. “Lo hago por su bien, lo hago por amor.” La verdad es bien distinta.

 

  • “No me has llamado esta tarde. Ya no me llamas nunca. Ya no te acuerdas de mí. Desde que vas con tus amiguitos…”

 

Tenemos ahora aquí a una persona ofendida porque otra ya no le hace caso. Una persona que se siente abandonada ante la poca atención que recibe. Eso es lo que esta persona siente, pero ¿cuál es la verdad?

 

  • “No me gusta como me contestas, no te voy a consentir que me hables así. Me paso el día trabajando para que esté todo hecho para ti y ¿así me lo agradeces? Eres una desagradecida.”

 

Creo que con estás tres frases será suficiente para lo que quiero explicar. Todas las frases tienen algo en común. Son tramposas. Están compuestas por varias capas pero solo queda expuesta la última. Son como icebergs de la comunicación. Una cosa es lo que llega a los oídos y otra lo que llega a nuestra mente.

 

Todas estas frases nacen de la necesidad de una persona. Y casi siempre está necesidad es “ser amado”. Es la necesidad nuclear de todo ser humano, por lo que es una necesidad real y más que lícita. Es universal. El problema es cuando yo, que necesito ser querido, no soy honesto en la expresión de mi necesidad y tergiverso mi mensaje para terminar diciéndote a ti que no sabes quererme.

 

Cuando en vez de decir “Me siento inseguro con tus nuevas amistades, temo perder importancia para ti, no estar a la altura de tus amigos y eso me aterra” digo “Eres una guarra”, no hay entendimiento posible porque nadie ha sido sincero. He tomado un desvío que se aleja de mi verdadera necesidad, que es ser amado. Cuanto más camine por ese desvío, menos posibilidades tendré de recibir aquello que necesito.

 

Cuando en vez de decir “para mi es muy importante tu cariño. A veces hago muchas cosas por ti solamente para que me lo agradezcas y así sentirme querida” digo “eres una desagradecida”, me he vuelto a equivocar. La persona que ha escuchado “eres una desagradecida” no está más cerca de entender el sentimiento de soledad que ha impulsado estas palabras y, sin embargo, está un paso más lejos de la persona que las ha pronunciado.

 

Expresa con sinceridad tus verdaderas necesidades. Para ello puede que necesites hacer un viaje a tu interior para identificarlas ya que no siempre tenemos claro que estamos necesitando. Pero recuerda, tú eres el único responsable de saciar tus necesidades. Si te falta de algo, solo tú puedes dártelo. Si colocas tus necesidades en las manos de los demás sistemáticamente, es fácil que, como humanos que somos, no te den siempre lo que necesites de la forma en la que te gustaría recibirlo.

 

¿Necesitas amor de los demás? Claro, eres humano, ¿recuerdas? Pero sigue siendo tu responsabilidad rodearte de personas que sean capaces de amarte.

*Jon Fernández  (Iurreta, 1988 ) es psicólogo

Puedes contactar con Jon Fernández | jonferpsi@gmail.com

psicologiahumana.net

 

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