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‘8M: Las 7 hijas de Eva, un tropa de jinetes o un escuadra de navíos’, por Anisia Serendipia

Anisia Serendipia

Hacia la hora del mediodía, con la marea, La Isla Desconocida, se hizo por fin a la mar, a la búsqueda de si misma_ Lo mismo que persigue Goiuri Aldekoa Otalora al concebir el Taller de fotografía “Norbanakoarekin mintzatzen”.

Con motivo de las celebraciones del 8 de marzo se inauguró en el espacio Andragunea de Durango  una micro exposición de fotografía con 11 autorretratos de 9 mujeres diferentes. Estas imágenes surgieron en el marco del citado taller a partir de un ejercicio de introspección por parte de  cada participante.

En  Pinondo Etxea, hasta el 3 de abril de 2016. En horario de mañana y tarde.

 

MIS OJOS, QUE CODICIAN COSAS BELLAS_la conexión proviene del ADN mitocondrial, que tiene una peculiaridad que le diferencia del resto del genoma: es heredado exclusivamente de nuestra madre,  pasando de una madre directamente a su descendencia y, a su vez, solo las hijas pueden transmitirlo a sus descendientes, con lo que las diferencias en su secuencia sólo se deben a las mutaciones. Este descubrimiento llevó al profesor de Genética Bryan Sykes a escribir el libro La siete hijas de Eva, en el que plantea la tesis de que casi todos los habitantes europeos vivos descendemos de tan sólo siete mujeres que a su vez serían hijas de la primigenia Eva. A principio de los años 90, ayudé a mi hermana que colaboraba en un proyecto de Sykes consistente en la recogida de 5 cabellos por mujer, entre mujeres vascas cuyas madres fueran vascas también. Muestreo este que fue parte de los trabajos que dieron lugar a la mencionada obra. Después de analizar a miles de mujeres europeas llegó a la conclusión de que las 7 hijas europeas de Eva descienden de 3 linajes africanos y las vascas no somos diferentes, si acaso de que el pueblo vasco es más europeo que los europeos.

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Raíces de Goiuri Aldekoa-Otalora.

 

_El  delator de las manzanas mordidas_La curiosidad y desobediencia de nuestra madre Eva nos echó al otro lado del Paraíso, donde fuimos estigmatizadas, asociadas con todo aquello que traía desgracias a los hombres. Diosas, brujas, vampiresas, guerreras, sirenas… puede que fueran creadas por el imaginario masculino para defenderse de lo femenino porque les resultó incomprensible.

Las descendientes de estas 7 hijas de Eva hemos vivido siglos y siglos asociadas a una serie de roles que en el siglo XX  se han ido sustituyendo por orientaciones preferentes, libres elecciones, por la abertura de las oportunidades. Así, al “Segundo Sexo» que nos presentó aquella mujer parisina llamada Simone de Beauvoir, que describía  a una mujer aún  subordinada al hombre, le siguió  “La Tercera Mujer”, presentada por un hombre, también parisino, llamado Gilles Lipovetsky. Esta, sería para él una “mujer sujeto”, que vendría a ser un compendio entre la autonomía individual de la propia mujer y la tradición. Si la primera y la segunda se hallaban subordinadas al hombre, siendo la segunda una creación ideal de estos, la tercera supondría, según él, una auto creación femenina. Esta  visión decepcionó a ciertos sectores feministas porque entrevieron en esa capacidad de ser femenina un velado deseo de que esta siguiese dedicada, de manera preferente, a la esfera familiar, sin impactar demasiado en el ámbito público y preocupada por su belleza como arma de seducción. Ya nos previno  Poulain de la Barre siglos ha: todo cuanto han escrito los hombres sobre las mujeres debe ser sospechoso, pues son a un tiempo juez y parte.

Puede que estas tesis ya estén superadas, no lo sé porque yo ya cambié de derrotero, no así las desigualdades entre los sexos.

_¿es ella ella?_ Me ha resultado curioso ver la autoimagen de cada una de las participantes. Más me parecían arquetipos. La peleona,  la coqueta, la fecunda madre. La alumna aventajada. La que grita cerca de otra que se despereza. La ensimismada, y creo que había una con el don de la profecía. Tal vez incluso la Mujer Rota. La activista sin duda, en Rosa Parks tras ser arrestada en Montgomery, Alabama. La mujer que sentada afronta sola un  estado emocional determinado.

Me gusta, no me gusta: esto no tiene la más mínima importancia para nadie; aparentemente, no tiene sentido. Y, sin embargo, todo esto quiere decir: mi cuerpo no es igual al tuyo, escribía Roland Barthes.

No pude identificarme con ninguna porque no era mi introspección pero sentí un poco lo que dijo el poeta: no es el mío este tiempo. Y estuve pensando si no seré yo de las siguientes. Una próxima descendientes de esas hijas de Eva en aquel mundo utópico al estilo de Charles Fourier: donde no habría ya sino diferencias, de modo que diferenciarse ya no sería excluirse, en donde ninguna diferencia sería una desventaja, sino una expresión suprema con signos humanos positivos y sin culpa.

_Hay tres clases de hombres: los vivos, los muertos y los que navegan_

Cuando yo era pequeña era muy feliz y pensaba que ser marinero era fantástico.

Tendría yo seis años cuando llegaron de Acapulco unas primas de mi padre. Viajaron en barco con la intención de recorrer Europa durante varios meses. A una de ellas, que era muy dramática,  le oí decir que una vez, en la cubierta de un mercante, un marino le dijo que había tres tipos de hombres: los que nacen, los que mueren y los que navegan en el mar. Hoy sé que la cita es de Sócrates y es un poco diferente a la que se me quedó en la memoria. Entonces me parecía maravilloso el hacerse a la mar, seguro me llegó por otra parte del genoma, la de mi tatarabuelo, el holandés errante. En el fondo, los hombres no son más que mujeres genéticamente modificadas, dice Sykes.

Comer juntos en una larga mesa, cantar canciones de piratas  y la que cantaba Spencer  Tracy  “Ay, mi pescadito deja de llorar…”, dormir en la litera de un pequeño camarote junto a mis camaradas. Qué vida tan fácil me parecía.  ¡Fácil la vida de un rudo marinero!,  ¡a mí, que siempre fui  tan exquisita!  No era ni consciente de ser mujer, ni de que todavía solo había marineros, porque para las mujeres no había llegado el tiempo de ocuparse de esas cosas. Por otra parte, yo quería vestir falda y mis padres me decían que con falda no se llegaba a ningún lado, y mi madre me ponía pantalones y botas, mejor calzado de haber barro. Los Capitanes intrépidos, El Temible burlón… ¡qué aventuras!

“Del fondo de la bodega sube ahora un relincho de caballos, de mugidos de bueyes, de rebuznos de asnos, las voces de los nobles animales necesarios para el trabajo pesado, y cómo llegaron ellos, cómo pueden caber en una carabela donde la tripulación humana apenas tiene lugar, de súbito el viento dio una cabriola, la vela mayor se movió y ondeó, detrás estaba lo que antes no se veía, un grupo de mujeres que incluso sin contarlas se adivinaba que eran tantas cuantos los marineros, se ocupan de sus cosas de mujeres, todavía no ha llegado el tiempo de ocuparse de otras, está claro que esto sólo puede ser un sueño, en la vida real nunca se ha viajado así” [Fragmento de “La Isla Desconocida” de Saramago].

_Ningún mar en calma hizo experto a un marinero_ La vida es un día y en el de hoy puede que este sea mi autorretrato, después de navegar en un barco en el que, como le pasó a mi pescadito, nunca pensé en enrolarme. Mi pescadito, aquel niño que cayó al mar y fue rescatado por Manuel, un marinero de  la goleta We´re here.  Después de una odisea llena de fantásticas andanzas y de capear tristísimas  tormentas. Después de maniobrar alguna vez  en condiciones adversas, pero siempre con anclas y rincones donde poner al abrigo mi navío hasta que amainase la borrasca. Después de emprender ese viaje de Ulises de vuelta a casa: con el corazón, como un barquito en la mano.

ANISIA

Raíces de Anisia Serendipia.

We´re here_ Les animo a que vayan a verla, dispuest@s a navegar hacia dentro en pos de su retrato. Nosotras estamos aquí igual que los capitanes intrépidos.

Ay mi pescadito no llores ya más…

Me hubiera gustado tanto ser marinero y al atardecer beber RON de la botella, para ver dos lunas, como Peter Pan.

Y a otro le parecerá otra cosa

* Anisia Serendipia fue documentalista de Emakunde

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