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‘La libertad de Zumeta’, por la duranguesa Nerea Gastón Tabera

Nerea Gastón

Nerea Gastón Tabera

“Quiero aprender a saber sin saber”, 

José Luis Zumeta

En pleno siglo XXI y en mitad de una pandemia mundial, el arte y la cultura vuelven a presenciar de primera mano una crisis que parece no tener fin. En tiempos donde la cultura juega un papel fundamental para la supervivencia del ser humano y para mantener la cordura, todavía hay un numero ingente de personas que siguen negando su importancia y relegándola a un segundo plano sin darse cuenta de que ellos también lo consumen de cierta forma.

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Zumeta. RETRATO. Txelu Angoitia

El mundo del arte ha vuelto a perder a uno de los grandes, el pasado 23 de abril, a José Luis Zumeta. Natural de Usurbil (Guipúzcoa) nació en 1939. Es uno de los pintores vascos más representativos de la pintura de posguerra y con más producción en su carrera artística. De la mano de escultores de gran renombre como Jorge Oteiza, Eduardo Chillida y Néstor Basterretxea, acompañados de pintores como Rafael Ruiz Balerdi, Amable Arias y José Antonio Sistiaga, fundaron GAUR, un movimiento cultural que nació en 1965 en pleno franquismo, cuyo objetivo principal era el de apoyar a artistas emergentes vascos, una forma de difundir su trabajo y darse a conocer en aquellos tiempos tan difíciles.

De los integrantes, Zumeta fue el más joven, pero tal y como señaló María José de Aranzadi en una exposición que realizó en 2016, no por ello dejaría de trascender y convertirse en un pilar fundamental de la vanguardia artística vasca. A pesar de que con los años cada uno fuera forjando de forma independiente su carrera, el vínculo que les unió seguía presente en sus vidas que era el de la instrucción del arte.

Fijando la mirada en la trayectoria pictórica del artista, podemos apreciar diferentes estilos en diversas etapas de su vida. Se trata de un pintor en el que el contexto histórico ha tenido una gran repercusión estilística que se ve reflejada en su obra. A pesar de que se ha movido por diferentes campos Zumeta siempre ha estado a caballo entre la figuración y abstracción con sus respectivas variantes.

Al lado de Mikel Laboa

En la década de los 80 realizó varias portadas de discos y vinilos a su amigo y músico Mikel Laboa, que también fueron protagonistas en distintas exposiciones. Asimismo, realizó obras destinadas al espacio público, como murales y esculturas. Otro de los momentos más fructíferos como artista y donde se empieza a apreciar la esencia zumetiana fue en el año 85 con ´Papiroak´. Se trata de una serie realizada utilizando como soporte el cartón, un material que a priori no presenta riqueza alguna pero que Zumeta consiguió hacer ver que, disponiendo de pocos recursos se podían hacer verdaderas obras de arte.

José Luis Zumeta. Romería- 1984

Mural ‘Romería’ de Zumeta (1984). PHOTO. Museo de Arte e Historia de Durango

Allegados del artista y críticos de arte coinciden en que la pintura de Zumeta tiene un carácter muy visceral, como si “pintase con las tripas”, una potencia y un caos que el artista entiende con cada pincelada. En sus creaciones no se equivoca; limpia y ordena, y si no está conforme con lo que ha hecho reformula, y así sucesivamente. A diferencia de otros artistas él no tenía una idea preconcebida, colocaba el lienzo y a medida que iba pintando de forma paralela iba creando la obra. Siempre trabajó con una libertad que contagiaba a todo aquel que observase su pintura.

Lo geométrico y orgánico

Los formatos grandes son aquellos que más caracterizan a Zumeta y donde mejor se puede apreciar la esencia del artista. La frescura, vitalidad es palpable en su producción de los últimos 50 años. La convergencia de lo geométrico y lo orgánico, los colores vibrantes que le proclaman “el pintor del color” y ese caos que enamora a los aficionados de la pintura de José Luis Zumeta. Son obras que consiguen trasmitir más allá de tener significado o no. Los colores que las componen se despegan del lienzo para susurrarnos al oído y nos hacen apreciar el ímprobo trabajo que se esconde tras cada creación.

Durante su vida ha gozado de gran reconocimiento y prestigio y ha sido partícipe de numerosas exposiciones en diversos lugares. En los últimos años ha podido trabajar junto a una de sus hijas y seguir disfrutando de lo que el arte le ofrecía. Según diversas fuentes el artista siempre ha estado en activo, a sus 81 años seguía levantándose cada mañana y acudía a su taller para continuar pintando. Actualmente, en lo que a los amantes del arte nos ataña, seguiremos trabajando y luchando para que el legado de artistas como Zumeta y esa libertad a la hora de pintar que tanto le caracteriza, perviva y trascienda a través de los años, y entre todos podamos seguir forjando la historia sociocultural vasca.

Ayúdanos a crecer en cultura difundiendo esta idea.

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