‘Incertidumbre y caos en la cultura’, por Nerea Gastón Tabera

Nerea Gastón Tabera

Hay quien se pregunta en qué momento de la pandemia nos encontramos, en si esto ha acabado, en si la mascarilla es obligatoria, en si la vuelta al trabajo de manera presencial va a ser posible, o si van a regresar los niños a los colegios en septiembre. También están los escépticos de siempre, aquellos que hacen caso omiso a la situación, y están inmersos en su propio mundo, alejados de toda la gravedad del asunto, y siguen creyendo que no ha pasado nada, absolutamente nada.

La cultura nace también de cada persona.

Arturo Pérez Reverte escribía hace tan solo unos meses las siguientes palabras: “Frente al dolor, frente a la certeza de que el mundo es como es, la cultura es el mecanismo de salvación e interpretación”. Con esta afirmación hacía alusión a la relevancia de la misma en tiempos convulsos para la sociedad. Así, vuelve a mi mente entonces la valoración de la cultura tras el encierro que hemos vivido, esa que tanto nos ha salvado en la época del confinamiento y tantos buenos momentos nos ha ofrecido para distraernos del caos en el que nos encontrábamos hace unos meses.

Al hilo de ello, a mi alrededor hay un asunto que preocupa y asusta a la vez y permanece latente como una especie de duermevela, que de vez en cuando aparece dando duros golpes de realidad. Es el futuro inmediato el que llama a la puerta de aquellos que nos dedicamos al mundo cultural, es el temor a enfrentarnos a él.

Concierto cancelado de Shinova tras mil kilómetros realizados

Es una realidad, una incertidumbre constante y abrumadora, agobiante a la vez, que nos hace cuestionarnos sobre los estudios que hemos realizado, sobre nuestras inquietudes, sobre nuestra validez en el mundo laboral… Estos días no paro de contemplar cómo grupos de música locales como por ejemplo la banda de rock alternativo berriztarra, Shinova, recorría alrededor de 1.000 kilómetros para dar un concierto en Alcalá la Real, para terminar, recibiendo la triste noticia de la cancelación de su concierto.

Sus integrantes que, hacían eco de esta noticia vía redes sociales y trasmitieron su frustración a través de ellas, vieron cómo todas las ganas y sus sueños por volver a tocar ante el público, se habían esfumado en cuestión de segundos a causa de la decisión que tomó el ayuntamiento de la localidad jienense debido a las medidas adoptadas por el Covid-19.

Tristeza profunda

Me encuentro en un estado de tristeza muy profundo, incrédula ante la situación que estamos presenciando, siento mucha empatía por todos los que nos dedicamos a este mundo y por todas y todos los que se enfrentan diariamente a noticias así. Porque hay gente que, a pesar de luchar contra viento y marea por alcanzar sus objetivos, no se ven recompensados, y entiendo que esto es frustrante. Sí lo es.

¿Cómo vamos a enfrentarnos todos nosotros a la mayoría ingente que no toma en consideración el arte, el teatro, el cine o la música? ¿Hasta cuándo vamos a seguir viviendo las consecuencias de esto?  Imagino que no hay respuesta para esta pregunta, porque el caos seguirá siendo caos, seguirá reinando mientras no se valore la cultura como es debido, y la incertidumbre será algo que se siga sintiéndose a menos que la situación mejore.  No cabe duda de que esta lucha será muy longeva, que por el momento “pintan bastos” y que nosotros seguiremos siendo los eternos olvidados de la sociedad y los eternos perjudicados.  Queda mucho por conseguir, pero hasta entonces, aboguemos por una #culturasegura, por una cultura con futuro y con protagonistas como nosotros que la hagan posible.

· Otro texto de Nerea Gastón Tabera en Mugalari Kultura:

‘La libertad de Zumeta’, por la duranguesa Nerea Gastón Tabera