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¿Qué fue de este cuadro del durangarra Rafael Aranzibia que Francia entregó a Franco?

Iban Gorriti

· Un durangués de ANV solicitó al lehendakari José Antonio Aguirre que le ayudara a encontrar obras de arte que, custodiadas durante la guerra en Francia, los galos devolvieron a Franco

1936. Tras estallar la guerra por un golpe militar fallido, las familias vascas trataron de poner a los suyos y sus bienes a salvo, a sabiendas de que no sería empresa fácil. El patrimonio cultural, otro tanto. Un ejemplo es el de la colección de arte de Rafael de Aranzibia, un durangués que fue presidente de ANV en Durango y que estuvo a punto de ser elegido concejal en los comicios de 1931.

Tríptico del siglo XVI expoliado. Rafael de Aranzibia

Este vizcaino envió una carta al lehendakari José Antonio Aguirre, exiliado en París. Corría el año 1951. En la misiva, el nacionalista vasco se presenta como amigo y arranca su exposición de la siguiente manera: “Abusando de nuestra antigua amistad, me permito molestarle por si me puede orientar y aconsejar”. Y a continuación, entra en harina. Aranzibia anhela recuperar tres obras de arte de su colección particular que se custodiaron en el Banco de Francia de Poitiers. “Seguramente”, le detalla de forma cómplice a Aguirre, “tú recordarás de ellos, pues son los que pasaron a propiedad de mi madre por testamentaría del tío Luis de Onzoño, testamentaría que tú le hiciste”. Recordemos que el entonces lehendakari había trabajado como abogado desde 1929.

El de ANV recuerda al del PNV que las tres obras que él trata de volver a conseguir se conservaron en el banco galo con la siguiente denominación: “Colección Aranzibia de Durango”. Rafael estima que “estamos preocupados pues pasa el tiempo y no sabemos en qué condiciones de conservación se encontrarán”.

La preocupación es lógica y aporta una fotografía de una de las tres obras de arte, un valioso tríptico flamenco del siglo XVI. Las otras dos son una pintura sobre lienzo de Santa Justa y Rufina con La Giralda en el fondo, y una pintura española sobre cobre del siglo XVIII.

Aranzibia recuerda a la Delegación del Gobierno vasco que los cuadros se encuentran en Poitiers por haber sido depositados por decisión del Tribunal Civil de Burdeos. “El Notario Sr. Denimal fue nombrado depositario provisional, pero más tarde los poderes fueron cambiados al Banco de Francia”, le actualiza y aporta una dirección en el 25 de Rue Reaumur, en La Rochelle.

“No sabemos lo que agradeceré tu orientación y consejo con este asunto, pues estoy dudando de que llegue a recibirlo antes de que se encuentren completamente deteriorados, y no sirvan para otra cosa que arrinconarlos”, concluye con su rúbrica.

¿Perdidos en el camino?

El exsenador Iñaki Anasagasti aporta que los bienes culturales depositados en La Rochelle fueron “pleiteados y devueltos al franquismo. Y algunas de aquellas obras se perdieron en el camino”, lamenta. “Si no se ha encontrado, ¿dónde estará ese cuadro flamenco desaparecido en la guerra?”, deja abierta la respuesta.

Más cuando la solicitud de Aranzibia adjunta una segunda carta, firmada por un señor que en traducción literal del francés al castellano tiene el cargo de ‘Anexo de títulos de Poitiers’, asegura al de Durango que según sus conocimientos nunca han tenido obras de arte. Sin embargo, reconoce que, tras solicitar una mayor información al respecto, le han notificado de algo que “yo no tenía conocimiento”. Apostilla, entonces, que las cajas con cuadros se enviaron a la Delegación de España en París y de allí al Ministerio de Asuntos Exteriores en Madrid. Es decir, en manos del régimen franquista.

Consultadas diferentes fuentes al respecto de la desaparición de estas obras, en primera instancia se desconocen por completo estas tres obras y en especial el importante cuadro flamenco. “En la tabla central se ve una Piedad en la que el Jesús no está en brazos de la Virgen, sino en los de Dios Padre. Al haber en la parte superior una paloma, sería una Trinidad. En el lado derecho está San Juan Bautista y en el izquierdo el arcángel San Miguel”, analiza la coordinadora del Museo de Arte e Historia de Durango, Garazi Arrizabalaga.

Documento del Ayuntamiento de Durango en el que se cita a Arancibia. ARCHIVO MUNICIPAL DE DURANGO

Tesorero-contador del Ayuntamiento de Durango

Gracias a informaciones aportadas por los historiadores Alfonso de Otazu e Igor Basterretxea, sabemos que Rafael de Aranzibia formó parte de una familia numerosa de Durango y que tras ser “presidente” de la organización municipal de ANV de la villa, así como “tesorero-contador” en el Ayuntamiento del municipio acabó siendo represaliado por los franquistas con una pena de cárcel inicial de 6 años y un día. A su regreso, fue administrador de la familia Otazu, que contaron con él para ofrecerle trabajo.

Aranzibia, quien escribía artículos sobre cultura y geografía, estuvo a punto de ser concejal por las siglas que representaba en la Corporación de Durango en 1931, pero le faltaron escasos votos. Quedó décimo en el recuento local.

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