‘Las manos’, por Alicia Noland
Alicia Noland Él era moreno y alto, y yo morena, bajita. Para conocernos, nos citamos en una capilla. Yo estaba de espaldas cuando vi mi reflejo en sus ojos teñido, a la luz de las velas, de naranja gastado. Pero… ¿Cómo? Pues fue así, y giré la cabeza para verle, y lo reconocí, y su […]