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Marcelo Usabiaga, eterno luchador (ocho años contigo de viaje combativo)

aitor azurki

Aitor Azurki

El hombre más completo que he conocido; uno de los imprescindibles, de los que habría que darles años de vida por su generosidad, compromiso, dignidad, lucha y humanidad; para que siguieran peleando.

Incombustible luchador por la libertad y la democracia; irrepetible Marcelo, inconmensurable Marcelo, incombustible Marcelo, portento de la naturaleza, de la vida, de la lucha, de la primera línea. Siempre.

Escribo estas líneas rápidas con centenares, miles de recuerdos pasando por mi cabeza. ¿Cuántas horas habremos conversado? ¿Cuántas ponencias habremos impartido? ¿Cuántas presentaciones de libros? ¿Cuántas personas has dejado boquiabiertas? ¿Cuántos libros has firmado? ¿Cuántas entrevistas? ¿Cuántos recuerdos? ¿Cuántos y cuántos?

Y te vas como llegaste a mi vida, de repente, pero dejando un poso, un hueco en mi trinchera, rasgándome un trozo de mí que ya no volverá y con un trabajo hecho por la memoria histórica entre los dos estos intensos años de amistad, de la que me siento más que orgulloso: fuiste uno de los motivos por los que comencé a escribir el libro, uno de los que indirectamente, sin tú saberlo, me animó y me lanzó en esta aventura que se convirtió en ‘Maizales bajo la lluvia’ y del cual tú eras el primero de los testimonios; una aventura que nos llevó por Donostia, Bilbo, Gasteiz, Irun, Hernani, Astigarraga, Eibar, Elgeta, Urnieta, Barcelona… alzando tu voz y la de todos tus compañeros de fatigas por librerías, salas de conferencias, escuelas, instituciones, ikastolas, bares, euskal etxeas, gaztetxes…

Recuerdo esa primera entrevista en tu casa y cómo terminamos en Hondarribia, grabando un reportaje para ETB, allá por 2007. Yo era casi un niño, “un chaval”, como solías decir tú. Y ahí está, ahí, la primera foto de los dos; ahí la tienes. Levantando el puño en esos primeros momentos, como tú me enseñaste literariamente; y literalmente; como desde entonces lo he hecho a lo largo de estos años.

AITOR  y USABIAGA

Eras ejemplo de todo, demostrando que pese a las vicisitudes de la vida, hay que seguir para adelante. “Hay que luchar para cambiar las cosas, porque este mundo está muy mal”, como decías tú siempre al término de tus charlas.

Son muchos los recuerdos que se agolpan, muchas las personas que giran en torno a ti y a mí; en torno a nuestra amistad. Hay detalles que aún perduran, ‘nimiedades’ que no pasaron por alto y quedan perpetuas, como aquella mujer que conocí en Pasaia a los pocos días de dar una ponencia contigo en una ikastola y me dijo: “¿Tú diste una charla sobre la Guerra Civil con un aitona? ¡Jope!, mi hijo estuvo ayer toda la cena comentándola, hablando de ello”.

Me quedo con esos detalles, con el mensaje que ya perdura en decenas de jóvenes y mayores a los cuales llegamos con tu gran oratoria y extraordinaria vida. Me quedo con la emocionante presentación del libro el 15 de abril de 2011 en Koldo Mitxelena, y la presentación social por la tarde; me quedo con la presentación en la Euskal Etxea de Barcelona el 27 de enero de 2012; me quedo con las charlas en ikastolas e institutos, me quedo con el duro camino del reportaje de Arroa y sus frutos en forma de homenaje de sus vecinos; me quedo… me quedo con todo. Hay tanto y tanto.

Y ahora, en estos instantes, me quedo con el fraternal y cariñoso abrazo de tu hijo Miguel de ayer, sus lágrimas y las mías, me quedo con las palabras que te dirigía Miguel en estos últimos días de hospital, animándote a que te recuperaras, “porque tienes que dar más charlas con Aitor”. “Procuraré, procuraré”, respondías. Me quedo con eso; y con haberte conocido. Que ya es muchísimo.

Me quedo con un sabor agridulce también, más dulce que agrio, pero agrio también, porque aún nos quedaban ponencias que dar, así como un reportaje que tenía en mente y que no ha podido ser; ni será. Pero, no obstante, la sensación que me aborda es de satisfacción, porque ha sido todo un orgullo haber estado contigo y compartido aunque sea un poquito de esa lucha que la sociedad esquinaba, que todos creían perdida y que tú has demostrado a tus casi cien años que la única lucha que se pierde es la que se abandona. Esa lucha por la memoria, por la dignidad de tu hermano fusilado y de tus camaradas ha seguido firme, digna, hasta el final. Me alegro de haber luchado junto a ti por medio de la palabra y la verdad por una sociedad mejor, por una libertad que nos quieren arrebatar aun hoy día tras día.

Aitor y Usabiaga

Azurki y Usabiaga en el libro ‘Maizales bajo la lluvia’, del que el segundo es autor. | PHOTO | Mugalari

 

Os vais los mejores, Marcelo, y los que nos quedamos aquí nos quedamos huérfanos de referentes vitales vivos, nos quedamos con esa memoria que tanto me quema a veces, por la que tanto sufro, porque veo que se olvida, se menosprecia y se arrincona, pero que a la vez que tanto amo y que seguiré manteniendo y peleando. Tú no me falles.

Me quedo también con la última de las ‘acciones’ que hicimos, la reunión junto a Fermin Muguruza en la primera línea de fuego en Irun; un último encuentro que me empeciné en que sucediera; un último regalo que me hiciste y donde me retraté por última vez contigo. Ahí estamos. Recuerdo el placer, la satisfacción que fue aquella tarde para mí; y con eso me quedo.

Con estas dos fotos te despido entre lágrimas; la primera imagen nuestra, levantando el puño en 2007, y la última, en la línea del frente, en 2015. Ocho años de viaje combativo junto a ti. Dos recuerdos ya que se quedan imborrables en mí con todo el trayecto, vivencias y luchas por la memoria que hemos tenido entremedio.

Sé y estoy convencido de que después de muerto también seguirás luchando en forma de recuerdo, ejemplo, referente en la memoria de centenares de personas; y aunque hayan pasado años, décadas, y la sociedad cambie, la memoria se esquine más aún, la gente evolucione, el olvido se apodere todavía más de nosotros y la indiferencia nos coma la vida, por último que me quede, seguiré desde nuestras trincheras, ya más vacías que llenas, disparando palabras, enarbolando la bandera de lo que eres: un eterno luchador.

*Aitor Azurki (Donostia, 1983) es periodista y autor del libro de testimonios de gudaris y milicianos ‘Maizales bajo la lluvia’

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